Por Tati Cusato.
La locura de diciembre tiene ese “no sé qué”… todo el mundo se acuerda de despedir el año en su último mes; reuniones de acá, encuentros de allá y la cuenta regresiva para el 2026 que ya comenzó. Aunque el cansancio venga persiguiendo a algunos, nada impide que un martes a la tarde estemos todos congregados en el predio del Parque Sarmiento para ver a una de las bandas más emblemáticas de finales de los 90.
Porque Limp Bizkit llegó por quinta vez a la Argentina pero ahora con su propio festival: el Loserville Gringo Papi Tour.
El clima estaba ideal, con unos cómodos veinti-tantos grados y un solcito divino. Las puertas se abrieron alrededor de las 3 de la tarde y para las 4 ya había un DJ set de apertura para ponernos en onda.
Los encargados de abrir la jornada fueron los californianos Slay Squad, una banda de “ghetto metal” que fusiona hip-hop, metal, trap y hardcore industrial. Le siguió el rapero Riff Raff y después Ecca Vandal, la artista oriunda de Sudáfrica que la viene rompiendo con su rock alternativo y su actitud irreverente. Acá debemos hacer el primer subrayado de la tarde porque Fred Durst, cantante de Limp Bizkit, subió de sorpresa al escenario para cantar "Cruising to Self Soothe".
Con tiempos perfectamente estudiados para cambiar los sets de instrumentos entre una banda y otra, cuando estaba empezando a bajar el sol llegó 311, uno de los platos fuertes para los nostálgicos de los 90.
Con su onda cool y su estilo característico que mezcla rock, reggae, rap, metal, ska, punk y el funk, abrieron con “Come Original” y siguieron con uno de sus temas más conocidos, “Beautiful Disaster”. No faltó su cover de “Love Song” de The Cure ni tampoco el propio Fred Durst irrumpiendo en escena para grabarlos con su celular mientras hacían el show.
Ya de noche llegaron los galeses de Bullet For My Valentine, con su metalcore furioso y mostrándose todo el tiempo agradecidos con el público argentino y también con los anfitriones de la noche por haberlos invitado a participar del Loserville Tour.
Listo, hasta acá todo lo que se necesitaba para terminar de dejar al público bien caliente y deseoso de saltar y poguear en el césped del parque.
Gorritas rojas a saltar
Una vez terminado el set de BFMV el sector delantero del campo se llenó de gorritas rojas con la visera hacia atrás, y con una destacable puntualidad, a las 10 de la noche los 4 miembros históricos de Limp Bizkit aparecieron en el escenario y se sentaron en las sillas que prolijamente estaban preparadas para que puedan ver la pantalla ubicada en el fondo, dándole las espaldas al público.
Enseguida vimos, todos juntos, el emotivo video dedicado al recientemente fallecido bajista Sam Rivers para que luego cada uno tome sus lugares. Al ratito Richie Buxton - bajista de Ecca Vandal - hizo su ingreso formal y fue presentado al público como el músico invitado para tocar las 4 cuerdas en este tramo de la gira.
Ahora sí, hechas las correspondientes muestras de honor y respeto, a saltar durante casi dos horas de show. Porque la cosa arrancó con el clásico “Break Stuff” y un “Hola mother fuckers” como saludo de parte de Fred Durst hacia todos nosotros.
Y por las dudas que el carisma del vocalista de la banda sea demasiado y acapare la atención, al costado derecho del escenario un Wes Borland marcaba su presencia ataviado con su traje lleno de dibujos de colores, con una máscara de calavera al estilo Día De Los Muertos, y coronado con una cresta de plumas fucsia. Todo eso junto, sin que se le vea el rostro más allá de los ojos hacía que te preguntes, ¿cómo hace para tocar así con todo eso puesto?
Esta noche nada fue un impedimento y todo estuvo impecable. Con una estructura de show diferente a la que podemos llegar a estar acostumbrados, había que estar atentos porque si bien entre tema y tema los Limp Bizkit hacen unas pequeñas pausas, el concierto está preparado para que no haya baches y DJ Lethal haga lo suyo tirando su magia y sus guiños al público (como un fragmento de “Walk” de Pantera que todo el mundo cantó).
¿Segundo tema de la lista? “Hot Dog” con la intro de “Muster of Puppets” de Metallica. Reiteramos, acá nadie podía distraerse. La lista siguió con “Show Me What You Got”, los clásicos “My Generation” -con intro de Seven Nation Army - , “Rollin' (Air Raid Vehicle)” y luego una perlita. Fred Durst le devolvió la gentileza a Ecca Vandal y la invitó a hacer un cover de “Sabotage” de Beastie Boys que estuvo buenísimo.
Siguieron pegando duro: “My Way”, “Re-Arrannged”, y la aclaración del frontman para que todos nos divirtamos sanamente: “Así es como lo hacíamos entonces y seguimos haciéndolo ahora, si ven que alguien se cae, lo ayudan”.
“Eat you alive”, “Boiler”, “Behind Blue eyes”, cuántos hits que tienen. Después de “Dad Vibes” y “Nookie” llegó uno de los momentos más especiales: Fred eligió a un fanático entre el público y lo invitó a cantar con él “Full Nelson”. Alan - así se llamaba el protagonista - lo cantó a la perfección y alguna mente un poco enroscada podría pensar que hasta estuvo ensayado, pero como no queremos revelar el truco del mago, vamos a decir que fue un momentazo.
¿Cómo bajar después de esto? Con un guiño a George Michael y “Careless Whispers” para introducirlo, llegó el clásico cover de “Faith”. Ahí volvimos a subir la energía y le siguió “Take a Look Around”, ese temazo incluido en una de las tantas películas de Misión Imposible y, como si fuera un mensaje subliminal, Fred se lo dedicó “a cada persona que mañana tiene que ir a trabajar”.
Ya que estábamos en esa terminemos de mandar la semana laboral al demonio porque para el final volvieron a tocar “Break Stuff” y el pogo fue tan fuerte que se generó una enorme nube de polvo que se levantó sobre nuestras cabezas, como para que volvamos a casa cansados y mugrosos pero felices como corresponde.
Rutina, no te tenemos miedo. Esta fue otra noche ganada para el rock.








