Por Sofía Llamedo.
En las afueras del Estadio Obras corría una brisa digna de un noviembre veraniego. Puertas adentro el calor humano comenzaba a preparar la atmósfera para dar comienzo al show de Massacre.
Pasadas las 21:30, la manija no se aguantaba más. Desde una tarima al fondo del escenario y posicionados uno al lado del otro, los primeros acordes de “La Máquina del Tiempo” comenzaron la noche. “Ella va” y “La Cita” completaron el tridente de canciones para darle pie al primer saludo oficial de Walas luego de posicionarse en el escenario: “Hola, locas! Estamos más cerca ahora, no?”, saludo.
“Te arrepiento”, trajo el primer pogo bajo el brazo, y todos los fanáticos de Massacre sabían que se venía “Querida Eugenia”. Luego del sexto tema y el calor que brotaba por los poros, el frontman que se desplazaba por la pasarela aseguró: “Bienvenidos, inauguramos el verano porteño. El Estadio Obras es un lugar al que cualquier médico quiere llegar. Estamos en un lugar muy sagrado. Para los que no los conocen, se los presento: Estadio Obras Masacre en Palestina”.
Segundos después, “Nuevo día” de su disco Sol Lucet Omnibus de 1992 hizo vibrar el mítico recinto. “Bajo la alfombra”, uno de los singles de su último disco Nueve, fue la antesala de “Sofía, la Súper Vedette”, con ese tinte de historia semi verídica, con algo de realidad y ficción como acostumbra Massacre. El hit fue arrollado por otro hit: “Es la octava maravilla”.
La primera gran invitada de la noche fue la cantante y compositora de música urbana BB Asul para interpretar junto a los excelentes músicos “Insomnio”. Hasta ahora todo lo necesario para que sea una noche de rocanrol del futuro, como dijo Walas: un sonido impecable, un estadio repleto que agitó cada acorde y luces y visuales que acompañaron el viaje. Pero siempre hay más con Massacre.
Luego de “Medusa lunar”, el cantante brindó un extensivo agradecimiento a los presentes por elegir ir a ver a la banda existiendo tanta oferta hoy en día. “Niña Dios” y “Tanto amor”, fueron el pie para ponerse los guantes y recibir a la “Reina de Marte”.
De más está decir que el histriónico Walas habló a lo largo de todo el show pero siempre supo elegir los momentos. Nunca se sabe que va a decir, con qué ocurrencia interrumpirá, pero cuando se pone serio es porque algo groso va a pasar. Y por ahí iba la cosa: “Cuando fallece Luca Prodan, surgen en Buenos Aires dos bandas contemporáneas. Una es Massacre Palestina y la otra es Divididos. Vamos a invitar a un amigo nuestro muy famoso, Ricardo Mollo”, dijo el cantante.
La canción elegida para que toque este monstruo de la guitarra no podía empezar porque el público inundó el estadio al ritmo de “la aplanadora del rocanrol es divididos la p*ta que los pario”. Finalmente, Mollo le sacó chispa a su viola al ritmo de “Plan B” y luego deleitaron a los presentes con un cover de “Crua Chan” del disco After Chabon.
Antes de una falsa despedida, ingresaron instrumentos de cuerdas al escenario para tocar una seguidilla de temas: “Río Siempre”, “Mariposa” bendecida por los sonidos de las cuerdas de Gustavo Santaolalla, y “Viaje astral”.
“Massacre es la banda que salvará al rock mundial, lo dice la crítica”, exclamó entre risas Walas. El show terminó con “Sembrar, sembrar, “3 walls”, “Papel Floreado” y coronaron la noche con “Diferentes Maneras”. Con todos los presentes de pie, la banda se despidió ovacionada como de costumbre, arraigados a su propia historia del skate punk en las páginas del rock argentino.
PH foto de portada: @godymex
Cobertura audiovisual: Valentina Arislur y Sofìa Llamedo