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Un show arrollador. 

Camionero aceleró su Tracción a Sangre

Por Sofía Llamedo.

“Suenan como muchos, pero son dos”, le dice un pibe a su amigo en la fila. Eso se replica adentro, afuera y hasta en las redes sociales. Y ahí está la clave de todo. La primera vez que alguien escucha a Camionero resulta casi imposible creer que son solo dos músicos. Y todavía más difícil es entender cómo, en vivo, pueden multiplicar, hasta por diez, esa energía y ese sonido. Suenan a rock, y bastante blues, pero también hay pop, punk y todo lo que se cruce en su ruta.

El dúo oriundo de Zona Norte, formado por el cantante y guitarrista Joan Manuel Pardo y el baterista Santiago Luis, viene realizando el ciclo Tracción a Sangre, una serie de recitales mensuales en el Centro Cultural Matienzo, en Capital Federal, pero hasta la doble función en ese escenario empieza a quedarles chico. Como una especie de cooperativa del under rockero, la banda crece show tras show gracias a dos cosas fundamentales: el boca en boca y la lealtad. Todo de forma orgánica con la música como excusa y combustible.

En la previa, la movida puertas adentro incluyó parches para camperas o mochilas, afiches hechos a mano, remeras estampadas, púas, pedales, lo necesario para jugar al Guitar Hero y sobre todo, una comunidad de resistencia muy necesaria en estos tiempos. Todo eso gracias a El Acoplado: una feria autogestiva armada por personas con ganas de hacer arte que, además de ir a los recitales, decidieron sumar su creatividad y ponerse al hombro la bandera de Camionero. Además, cuentan con una verdadera Rueda de Auxilio, otro subgrupo que se dedica a las movidas solidarias en todos los shows.

Cerca de las 20h, el encargado de precalentar el escenario fue Santiago Moraes junto a su guitarra mientras la noche coqueteaba con la primavera y el teatro se iba llenando. A las 21 las luces se apagaron y todos se subieron al camión que recorrería una larga ruta de 25 canciones. Los acordes de “Un poco más de consideración” encendieron rápidamente los motores para darle pie a los primeros pogos de la noche con “Latas Vacías” y “Esta noche”, todas de sus primeros dos EP.

Luego de los saludos iniciales y agradecimientos, continuaron con “Confianza en ti solo”, para volver a despegar a todos del piso con “Preñado por el diablo”, porque si esa canción no te hace mover la cabeza, no merecés estar ahí. Pero, tranquilos: nadie dejó de agitar durante todo el recital. Camionero despliega un abanico de sonidos del que es imposible escapar.

En un momento, un tipo con un pasamontañas apareció en escena con un ramo de flores y dijo: “Ustedes no saben quién soy, pero yo los conozco a todos ustedes. Así que vamos a hacer lo que vinieron a hacer: hacerlo mal y sentirse bien”, y el teatro entero vibró al ritmo de “Lo hago mal, me siento bien”. Está canción forma parte de su material más reciente, Todo lo sólido se desvanece en el aire (2023).

A mitad de la noche sorprendieron con la intro de “Corto” de Pescado Rabioso, para engancharlo con “Agua Asesina”, canción que comparten con Juanse. “999 calorías” y “El Español” anticiparon que la noche ya estaba llegando a su fin. Pero para calmar la ansiedad, la banda anunció un after en el bodegón de Atlanta y un próximo show el 11 de octubre en CABA.

“Trabajando para el Capital” dejó al público coreando: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”, mientras en las pantallas se reflejaban fragmentos del libro Manifiesto Comunista. En “Genio del abasto” subió al escenario un amigo de la casa el Tano Diego Giorno, quién protagonizó el vídeo oficial. Antes de retirarse dejó un mensaje claro: "Acá el rock nace de vuelta, papá" y se fue ovacionado.

Los infaltables “Guerrero atípico” y “Súbete a mi cama” ocuparon los últimos lugares de la lista y más de uno fue obligado a saltar. “Mañana suburbana” cerró la noche bajando los decibeles. El silencio después del último acorde y la ovación inmediata dejó flotando la sensación de haber vivido algo más grande que un simple recital. Camionero no es solo una banda: es un motor encendido que arrastra personas e ideales. Esa es su verdadera tracción a sangre.

 

Fotos: Diego Homez

 

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