Por Silvana Canton
A medida que pasan los años es lindo mirar para atrás para ver la evolución de las cosas y lo que se mantiene de la esencia original. Bueno, ayer esos chicos que se conocieron en el secundario allá por 1998 y que fueron pasito a pasito “silbando una ilusión” -como dijo Ale Kurz en su primer Luna Park del 2016 y como repitió esta misma noche- mostraron la contundencia y evolución en el sonido (producto de la experiencia que les dio este cuarto de siglo sobre escenarios) y la humildad que traen desde aquel entonces, cuando tocaban en La Colorada para conocidos. Esa sencillez -lo sencillo es lo más difícil de lograr- es la que atraviesa a su público y lo hace sentir parte de una familia. Y por supuesto que el lugar elegido para el arranque del tour invitó a generar ese clima. El Teatro de Flores permite la celebración y la comunión entre público y banda.
El arranque fue poderoso, directo a los dientes, para que el público -que venía arengando desde temprano- libere esa energía contenida. “El Regreso”, “El Tesoro” y “Siempre Original” conformaron el tridente que rompió el hielo. Después sí, Ale Kurz hizo un saludo breve para seguir descargando adrenalina. El público merece una mención especial porque también mantuvo la energía de principio a fin.
Siempre en un show es fácil darse cuenta cuál es el tema infaltable y predilecto, ese que la mayoría transforma en himno. En este caso la observación se hizo un poco más difícil, porque nadie de los y las presentes dejaron de cantar ni una sola frase de cada canción del repertorio. Y lo hicieron con una fidelidad que seguramente avergonzó a cualquier persona distraída que por alguna razón confundió una estrofa.
Así pasaron “Volando”, “Siento (El cielo va a brillar)”, “Humano”, “Dejar caer el sol” y “Silbando una Ilusión” como muestra de que la lista iba a ser un equilibrio con lo mejor de todos sus discos. Mezclados, yendo y viniendo en el tiempo, fueron 25 himnos de todas las épocas. Después de estas canciones un Ale más relajado habló sobre el tan esperado octavo disco de estudio y preguntó si lo iban a acompañar con la letra de “Indómito Sentir”, una de las nuevas de El Bordo (la respuesta fue obvia: Claro que sí… esta gente no paró de cantar un minuto). Recordemos que este tema fue el primer adelanto del material que la banda se trae entre manos. Después de este lanzamiento vieron la luz “Algo Más” y “Certezas de cartón” en colaboración con Ricardo Mollo. Ambas canciones tuvieron su lugar de privilegio en la lista del show y contaron con una previa de un video con imágenes de la grabación del álbum.
El show duró más de dos horas y la energía siempre estuvo al palo. En cada ocasión que Ale y Diego Kurz, Pablo Spivak, Leandro Kohon y Miguel Soifer dejaban un silencio, el público tomaba posesión del lugar con su tradicional “El Bordo baila su rocanrol...”. Podemos hablar de un público muy variado en edades que mostró a fans de la primera época, con remeras haciendo gala de esa historia, y a jóvenes que se fueron sumando en estos 25 años de ruta, adquiriendo el folklore del rock de los 90: mucha bandera, mucho cantito y mucho sentido de pertenencia. Evidentemente el que ingresa a la familia Bordolina se queda.
“Noche Extraña”, “Lejos”, “¿A dónde vas?”, “El Insatisfecho”, y “Paseo Lunar” también integraron la lista. El Bordo planteó un recital que no dejó nada afuera. Siempre mirando hacia adelante, con la promesa del nuevo disco y muchas sorpresas, pero sin olvidar ni por un minuto el punto de partida. Por eso antes de arrancar “A mi favor”, la banda recordó que con ese mismo tema abrieron su primer show en Cemento, allá por un ya lejano 2004.
Después de tanto agite con “Corazones Olvidados”, vino bien un acústico para tomar respiro. El tema en lista fue “Cansado de ser”, pero antes de iniciar con la canción que integra el disco En la vereda de enfrente, Ale Kurz hizo unas estrofas de “Seguir viviendo sin tu amor” del Flaco Spinetta.
La recta final se hizo inevitable. La energía otra vez al máximo para “Instinto” de Hermanos y dos pegadas de Yacanto, “El silencio del caos infernal” y “La banda”, para después volver a lo nuevo con “Certezas de Cartón” y “Algo más”.
El cierre llegó con “Soñando Despierto”, “Los Perdidos” y antes de la despedida final con “En la vereda” se vino la versión de "El 38" de Divididos, que seguramente esta vez representó un viaje directo a aquellas noches de sus inicio donde lo incluían en el repertorio.
Ahora sí, ya arrancaron los festejos de los 25 años de El Bordo ¡Salú!
Cobertura audiovisual: Bruno Dulbecco
Ph: Tute Delacroix