Por Agustín Baccá.
Si hace más de 50 años venís rockeando como un campeón, siempre es un desafío estar a la altura de tu propia historia. La vara está alta porque vos mismo la subiste allá arriba. La banda liderada por Rob Halford publicó este viernes Invincible Shield, un álbum con el que suceden (y superan) al Firepower, editado en 2018.
La sensación es que los muchachos tiraron toda la carne al asador. Buenos riffs y solos de Richie Faulkner y Glenn Tipton, la batería de Scott Travis que te pega en el pecho como metralleta. El único instrumento que peligra con el paso de los años es el orgánico, o sea, la voz del querido Halford. Y está impecable. Momento de agradecer al demonio del metal que le conservó la salud a esas cuerdas vocales.
Rock&Pop accedió a la escucha entera del disco ayer por la noche, en el Strummer Bar, sólo para medios y algunos fanáticos de la banda. ¿Nunca fuiste a uno? Te contamos la experiencia.
El Strummer (local de los Attaque 77, Luciano Scaglione y Leonardo De Cecco) queda sobre Godoy Cruz 1631, pero no hizo falta saber la altura. Decenas de personas vestidas con remeras (negras) metaleras daban la pauta exacta de la ubicación.
Entramos al Lado B del bar, con consumiciones de regalo (pizza y birra), luego de firmar una hoja que no leímos cediendo los derechos de nuestra imagen, nos sentamos.
“Lo escuchaste? Ya lo escuché!”. La charla entre las mesas giraba en torno a que el disco se había filtrado. Y bueno, un evento así, a nivel mundial, es imposible de frenar con la tecnología siempre dispuesta a piratear.
19:20 Nos comunicaron que el disco salía a la venta a medianoche. Lo que hasta ahí era bullicio rockero se convirtió en silencio y atención con los primeros acordes de “Panick Attack”. Y se nos hizo familiar porque la banda la había editado junto a otros tres singles adelanto: “Crown of horns”, “Trial by fire” y “The serpent and the king”.
El track número tres arranca e inmediatamente te generan ganas de incendiar un patrullero de pura alegría. Tiene la energía necesaria y la responsabilidad de llevar el nombre del disco. De las mejores del LP.
“Crown of Horns” termina siendo una cosa hermosa, pesada, una power ballad heavy que se toma su tiempo para dar el mensaje. Pica en punta para ganarse el corazón priestiano (?).
“Trial by Fire” tiene esa épica de medio tempo, única del género más orgulloso y nerd que tranquilamente pudo sonar en esos juicios por combate de Game Of Thrones. Lo musical es arrollador, pero el trabajo de Halford en esta canción supera cualquier otro análisis. Otra que pelea el podio de las favoritas.
La 9na es “Escape from reality” con un riff que parece haber salido del armario de Tony Iommi y donde también toma protagonismo el bajo de Ian Hill. Encima salieron las pizzas gratis (cebolla caramelizada y jamón), lo cual hizo de Judas la mejor banda de la galaxia, al menos por ese rato.
En “Giants in the sky” es el momento de los homenajes, en este caso a Dio y a Lemmy, dos gigantes en el cielo. La canción es atravesada por esa cadencia que pide memoria y headbanging a tempo perfecto.
Fin. Todo el auditorio gritó, aplaudió, coreó “Judas Priest!”, “Priest! Priest! Priest!” y cerró con el pedido de un revoltoso del fondo “¡¡ponelo de nuevo che!!”.
Invincible Shield está disponible en distintos formatos como CD y vinilo en varias ediciones y colores, vinilo 7”, picture disc o casete.
Sin lagunas, sin canciones aburridas. El mejor disco de Judas de este siglo. Si es el último trabajo de estudio de los muchachos, es un gran cierre para una gran banda que atravesó generaciones y prejuicios. Y siempre estuvo a la altura.