Con algo más de 60 años de historia, Los Rolling Stones es una de las bandas de rock and roll más grandes del mundo, y por ello sus estrellas son un tanto exigentes en los pedidos a la hora de tocar.
En el ámbito de la música, cualquier figura llega a sus show con pedidos especiales, y algo excéntricos, para su camarín. Siempre hay una lista de “infaltables”, pero parece que los Stone, con el paso de los años, se han relajado con las exigencias.
Es de público conocimiento que Mick Jagger pide un camarín de 10 metros de largo y tres de ancho para poder hacer los ejercicios que le permitan entrar en calor.
El bajista actual que se unió en los ´90, Darrly Jones, contó que el grupo ya no pide que les pongan grandes lujos en el área de bakcstage, como por ejemplo enormes salas de juegos.
Lo que sí no cambió, es el nivel de comida para picar, y no puede faltar la favorita del guitarrista Keith Richards, el pastel de papás.
Darryl, que reemplazó a Bill Wyman, de 87 años, después de jubilarse en 1993, afirmó en el diario Daily Star que "ha cambiado con el tiempo, solía haber una enorme sala de billar. Hacían una sala con cortinas". "Ahora han reducido un poco esas cosas", indicó.
Hace no mucho, Metallica contó que cuando abrieron para los Stones en el 2005, se les prohibió mirar a la cara a Mick Jagger.
De hecho, el año pasado, el músico danés Lars Ulrich recordó: "Estábamos sentados entre bastidores, y en un momento dado un asistente personal o lo que sea viene y dice: 'Mick Jagger va a pasar por aquí en un par de minutos, va a ir a su gimnasio privado en su camioneta, y va a calentar antes del show. Cuando pase por aquí, por favor, no le mires a los ojos ni le hables'".
Todo indica que, con el paso del tiempo, las estrellas de rock bajaron la vara de pedidos en su camarin, aunque nada de contacto visual con personas externas.